Por : ALFREDO
DEL VALLE
San Juan de la Maguana, tierra de historia y cultura, se
distingue por sus monumentos, símbolos y espacios que representan la grandeza
de nuestro pasado, cada busto, cada escultura y cada rincón de valor
patrimonial cuenta parte de la historia que nos da identidad como pueblo, esa
que debemos proteger con celo y orgullo.
En los últimos tiempos, se ha venido cometiendo un verdadero
atentado contra los monumentos históricos y culturales de nuestro municipio,
Primero fue el busto donde se encontraba
la Reina Anacona, luego el de San Juan Bautista, y ahora el busto del prócer y
Padre de la Patria, Francisco del Rosario Sánchez. Estos actos, aunque puedan
presentarse con la intención de “mejorar” o “modernizar”, terminan afectando
profundamente el valor histórico, el simbolismo y la memoria colectiva de
nuestra comunidad.
Reconocemos y valoramos los esfuerzos que realiza la Alcaldía Municipal de San Juan de la Maguana
en materia de embellecimiento y remozamiento de espacios públicos, es loable todo trabajo que contribuya a que
nuestra ciudad luzca limpia, ordenada y digna, sin embargo, embellecer no puede
significar borrar, sustituir o alterar los símbolos que nos identifican como
pueblo.
No se trata de hacer los bustos más grandes ni más pequeños,
sino de preservar los que tenemos, darles mantenimiento, restaurarlos con
respeto y conservarlos en los lugares donde han estado por años, porque esos
espacios forman parte de nuestra memoria urbana, y Para que una obra se vea
bien, no es necesario destruir lo que está bien hecho.
Nuestros monumentos
representan nuestra historia, nuestra esencia y nuestra identidad como
sanjuaneras y dominicanas, Cada uno de ellos es un recordatorio de lo que
fuimos, de lo que somos y de lo que debemos seguir siendo.
Por eso, hacemos un llamado con mucho respeto al
Ayuntamiento Municipal de San Juan de la Maguana, antes de continuar con
acciones que modifiquen o reemplacen estos símbolos, a que se sienten a
dialogar con el Centro Duartiano, con los sectores culturales, con los historiadores
y con la comunidad, ya que Solo así podremos garantizar que el desarrollo
urbano vaya de la mano con el respeto a nuestros valores y a nuestra memoria histórica.
Cuidar nuestra historia es cuidar lo que somos. y una ciudad
sin identidad es una ciudad sin alma.

Un ayuntamiento que no respeta nada del valores culturales en su municipio
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